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La nueva ruta de la Seda de China a Europa

La nueva ruta de la Seda de China a Europa

Actualmente China realiza anualmente la cumbre de las Rutas de la Seda, que atrae a cada vez más naciones a este programa mundial de infraestructuras, pese a las críticas que suscita sobre una colonización económica.

Este ambicioso proyecto tiene como objetivo mejorar las relaciones comerciales entre Asia, Europa, África e incluso más allá. Prevé la construcción de puertos, vías ferroviarias, aeropuertos o parques industriales.

Esta idea fue propuesta por el ex presidente chino Xi Jinping, la cual divide a los europeos y genera oposición en Estados Unidos, por los riesgos de endeudamiento y de alineamiento de los países que se benefician de préstamos chinos.

Para China, los beneficios del plan son claros: ampliar vías hacia el oeste le permite desarrollar sus regiones occidentales, más empobrecidas; estimula sus sectores industriales en momentos en los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abre mercados para sus productos; facilita que otros países adopten sus estándares tecnológicos, por ejemplo en telefonía 5G; y, en general, expande su presencia e influencia internacional.

Es de entender que China siempre está a la vanguardia y trabaja con ideas innovadores siempre con en la búsqueda de mejorar sus relaciones comerciales con otros países.

Desde el lanzamiento de las Nuevas Rutas de la Seda en 2013, China ha invertido en total 80.000 millones de euros  en varios proyectos, y los bancos han prestado entre 175.000 y 265.000 millones de euros, según Xiao Weiming, alto responsable chino encargado del programa.

Para China, la iniciativa le permite además dar salida a sus excedentes en los mercados extranjeros. En efecto, le garantiza canales para sus “capacidades industriales excedentarias, producto del modelo económico chino”, observa James Bowen, del centro de reflexión australiano Perth USA sia Center.

El proyecto –también conocido como “la Franja y la Ruta”- ha despertado el escepticismo de algunos de los países miembros que temen por el alto costo del desarrollo de la infraestructura y la financiación del plan. Algunas naciones socias podrían no tener la capacidad para afrontar los créditos que otorga China y ven la posibilidad de caer en un endeudamiento excesivo.

Con esta medida China busca generar un crecimiento de “alta calidad” para todos los países participantes, ya que se busca adherir al concepto de apertura, desarrollo verde e integridad moral”, a la vez que apostó por “combatir la corrupción con tolerancia cero” y exigir que las empresas participantes “cumplan con los estándares internacionales”.

Algunos expertos en economía aseguran que el mayor problema con la Nueva Ruta de la Seda es la falta de transparencia. Las condiciones del préstamo a menudo no son claras y varían de un país a otro.

Indican que China no cree que los acuerdos bilaterales que haga con otros países deban interesar a Occidente. Aun así, el Gobierno chino debería comprender la preocupación y escepticismo por parte de Occidente sobre sus inversiones si no está dispuesto a ser transparente.

Para rememorar un poco, la Nueva Ruta de la sede, ya se había realizado hace mucho y en ese entonces la Ruta de la seda era una red de rutas comerciales entre Asia y Europa que se extendía desde Chang’an (actualmente Xi’an) en China, Antioquía en Siria y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas de Europa y que llegaba hasta los reinos hispánicos en el siglo XV.

 

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